Nadie cuelga los botines en mi equipo

Con una mano sostenía un botín mientras con la otra le pasaba una gamuza húmeda para limpiarlo, una vez que dejó impecables los dos hizo lo que siempre dijo que algún día haría y los colgó, pensaba en todo el camino que recorrió con ellos pero ahí los dejó. Antes de irse, los volvió a mirar y notó una disparidad que arruinaba la simetría con la que los había colocado, molesto por no poder acabar con su cometido puso manos en el asunto y los acomodó de tal forma que quedaran bien, para siempre, en un lugar de la pared de sus recuerdos. Se alejó caminando un par de metros, volvió a mirar y todo seguía bien, no sabía si alegrarse o entristecerse, "nostalgia" dijo y siguió camino. Solo tardó un minuto, unos pasos mas adelante volvió hacia atrás, esta vez corriendo, se liberó de sus pesados zapatos, bajó los botines y se los calzó nuevamente ajustando fijamente los cordones para que esta vez no se busquen salir. Se paró, se miró al espejo y orgulloso de su pasado salió a la cancha a sumar mas anécdotas e historias. Seguramente todavía lo estaban esperando porque sabían de antemano que no era el tiempo todavía y aún quedan partidos por jugar.

Dedicado a mi buen amigo Nicolás Piazza.

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