Antes de almorzar

Muchas veces la razón y la emotividad rivalizan, lucha que en la mayoría de las casos dejaba ganar a la segunda sabiendo que iba en contra de toda lógica. No soy tan frío como quisiera serlo, me duele esta vez haberle dado lugar a la razón aún sabiendo que esa era la mejor decisión.

Es el póker de la vida y no voy a apostar por un pálpito.

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